Células madre mesenquimales genéticamente modificadas como propuesta terapéutica para la enfermedad de Huntington


Células Madre
Son muchas y diferentes las líneas de investigación abiertas cuyo objetivo es encontrar un tratamiento para enfermedades de tipo neurodegenerativo. La mayor parte de estos estudios centran sus esfuerzos en evitar la pérdida neuronal y la atrofia de las zonas cerebrales afectadas. En el caso de la enfermedad de Huntington (EH), la principal región que se ve alterada es el Cuerpo estríado. En la actualidad no existe ningún tratamiento aprobado para la EH, pero sí multitud de estudios con este objetivo. El defecto genético subyacente de la EH (la mutación en la proteína Huntingtina, que resulta en una expansión variable de residuos de glutamina) hace que sea necesario el silenciamiento del gen con la mutación. Por lo tanto, cualquier tratamiento debe considerar dos objetivos: el rescate de las células neuronales ya afectadas y la prevención de niveles tóxicos de proteína mutada que pueda aumentar el daño neuronal.
El empleo de células madre mesenquimales (MSC) como terapia celular de enfermedades neurodegenerativas se ha visto incrementado en los últimos años debido a los buenos resultados que éstas han dado en modelos animales y las garantías de seguridad y eficacia que han certificado estudios clínicos en otro tipo de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson, Esclerosis Múltiple y Esclerosis Lateral Amiotrófica, entre otros. El grupo de la Dra. Jan A. Nolta ha publicado recientemente un artículo en el cual se revisan los ensayos con MSC en la EH (Olson et al. 2012).   Las MSC han probado ser seguras en modelos animales, mientras que en humanos ya hay ensayos clínicos en fase II con pacientes que han recibido neuronas fetales estriatales. Las MSC presentan la ventaja de ser más fácilmente obtenibles, incluso de la médula ósea del propio paciente (autólogas), lo cual evitaría su rechazo inmunológico.
Otra de las ventajas de estas células es que migran a las zonas de daño e inflamación y secretan de forma paracrina toda una serie de factores de crecimiento. En el caso de la EH, interesaría la secreción de BDNF (factor neurotrófico derivado de cerebro) y GDNF (factor neurotrófico derivado de la glía). Podemos lograr su secreción modificando genéticamente las MSC, previamente a su infusión intracerebral, para que secreten estas proteínas en la zona lesionada. 
 Una utilidad más de estas células es que son capaces de transferir a otras células los RNA de interferencia (siRNA), capaces de silenciar específicamente el mensajero resultante del alelo mutado del gen de la huntingtina. Se evitaría de esta forma el empleo de vectores virales, que presentan mayor riesgo de efectos secundarios, y se lograrían los dos objetivos: la administración de los factores que rescaten las neuronas dañadas y del siRNA que prevenga la progresión de la enfermedad.
Estos resultados esperanzadores deben tomarse con precaución, pues son muchas otras las preguntas que hay que resolver antes de que las MSC se conviertan en un tratamiento real para la EH: ¿cuánto tiempo dura el efecto beneficioso de las MSC?, ¿cuáles son los riesgos de la administración de células multipotenciales modificadas genéticamente ex vivo?, ¿cuál es el riesgo de que estas células se diferencien a otro tipo celular? Lo que ya se ha establecido es que, debido a la capacidad angiogénica (de formación de vasos sanguíneos) de estas células, un criterio de exclusión debe ser la ausencia de tumores cerebrales u otros tipos de cáncer en los últimos 5 años.
El curso de estos estudios es lento, si bien abre las puertas a un campo esperanzador para  enfermedades neurodegenerativas en las que la única diana terapéutica actual son los síntomas, existiendo un elevado ratio de beneficio/riesgo potencial para estas nuevas terapias.

Dr. Elena Sánchez-Zapardiel